lunes, 29 de octubre de 2007

Libertad Absoluta

Siempre cuestionaste mi vida y mis libertades amorosas, aquí tienes algunas verdades:
Hay formas de morirse de hambre...

Trato de luchar contra eso, con la idea de no hacerlo en forma correcta y tomando las cosas de la forma más fácil o a nuestro alcance, se pueden sufrir dos clases de bulimia, la alimenticia o la espiritual, en algunos casos caemos en ambas. En la segunda uno experimenta hambre de amor, de cariño, de comprensión, de acercamiento, de seguridad, de todas esas cosas, que te hacen sentirte identificado con los demás o parte de algo.

Cuando uno se siente encerrado entre esas carencias, medio muerto de hambre, entonces se devora el amor a grandes mordidas, se contiene hasta el aliento para no derramar ninguna gota, ningún pedazo, amarrándose las tripas para poder sentirse satisfecho, pero eso no importa, uno no para, uno no se detiene, hasta que se empacha en esa entrega enfermiza, de tragarse a alguien que te ofrece su ser de una sola mordida...

Después llegan los remordimientos, los dolores, los temores, los fantasmas, los miedos, la realidad y te das cuenta que esa forma de llenarte hasta el tope hace que te derrames en cualquier parte y te quedas vació, te quiebras entonces en el piso, para que alguien venga a parcharte las cuarteaduras, pero ya nada es igual, te derramas por esos abismo que te va dejando la experiencia, te derramas al tratar de llenar hasta el tope tus expectativas, por tener aunque sea un instante tus carencias cubiertas, pero el cuerpo como el espíritu tienen limites. Y cuando llegas a ellos terminas vació porque tu cuerpo no alcanza, hasta el día en que tus cicatrices son irrestaurables y solo queda la muerte como libertad.

Cuando la luna llega


(Se sienta en la mesa y escribe)

El mismo que se sentaba todas las noches a esperarte, y aún imaginarte sin tocarte.
Un cualquiera tratando de no serlo tanto,
Un borracho en busca de no dejarlo,
El mismo de siempre sin pretensiones de cambiar.

(Con este poema no tomarás el poder, dicen. Ni con miles de versos conseguirás la revolución… dicen)

Sí, mentí, y que el cielo perdone lo ateo de mi ser y mi amor por ti…
Hablo creyéndote mía,
Y tú cavabas el pozo donde me jacto de ser tu dueño,
Me hacías chiquito y el mundo me apretaba.

(Ni más, estos versos no servirán para que te perdone o vivas mejor)

Y yo prefiero ser miope a seguir enamorado de ti,
Deshebrar la decadencia de mis sueños,
Convocar la resurrección de mis demonios.
Me quedo yo,
Atando los versos a mi lengua súper sport.
Decidido otra vez a ser espuma,
Con el instinto estúpido de protegerte.

(Ni para enamorar a otra te servirán…)

Me quedó de saldo un reloj con pretensiones de volverse regalo,
La sorpresa de los ojos que jamás miré,
El recuerdo de un beso con veneno entre la comisura de tus labios,
La montaña de errores,
Los dedos agujerados por escribirte,
Mis pedacitos de ilusión,
Los nervios traicioneros,
Mis frases cursis,
Tu lágrima evaporada,
La cajita rota con memorias,
Mis noches solas y mi luna trastornada,
El pensamiento estúpido,
La chingada boca que al final gritó que no.

(Si por ellos fuera, la lluvia no mojara… no alcanzarás perdón o gracia, por ellos)

¿Me entenderás?
Siempre lo dudé,
… Aún hay un rumor de resaca en mis entrañas.
Nunca supiste atarme a tu cama.

jueves, 11 de octubre de 2007

No voy a Negar


Sí, no voy a negar que duele y a veces miento,
que a veces, entre dientes, suelo hablar de ti.
Que cada minuto tiene el dolor de un día,
que esto ya no me hace bien,
que esta maldita cordura no me sienta bien.

A veces tu nombre toma vida propia y se aleja de mi,
y yo corro, despavorido, a alcanzarlo en el intento de tragarme todas las putas ganas de olvidarte.
A veces se que no vendrás, y se que es inútil, pero ya no quiero esperar. Este corazón tiene miedo.

lunes, 1 de octubre de 2007

Saldos

¿Eres real o te he inventado? Metáfora de mi mismo.
Atrévete a negarme, jura tres veces sobre tu espalda cansada.
A mi que vivo de suspiros, más allá de tu inútil intento de inmutarte;
Yo que soy tu perdón y tu condena, sentencia entre tus piernas;
dispuestas a olvidarme.


El veneno lo llevo en la sangre y siempre estuve listo para inyectarlo,
repto para limar cicatrices y me obligo a olvidar en entrepaños.
Sin promesas, cliché de sueños ahogados en la almohada;
de tu arrogancia y mi noche, dueña de mis infidelidades.


Destajé de mi piel las historias,
las palabras se volvieron solubles.
La densidad del aire se convirtió en mi espejo,
rompí incluso con las cosas que debí decir y siempre callé.

Soy hijo de Luna con la lengua de trapo,
monopolizador de sueños desterrados,
insolente maestro de escotes en tu pulverización caótica instalada.


Comprendí de roces y sensatez inmediata,
me aferro a los libros que nunca leo y me siento seguro,
prefiero abrir los ojos grandotes, asombrándome con todo lo que pasa,
así que siempre me nombré autodidacta.


No, ya no te quiero como el demonio en mi cabeza,
Como la duda que derrama mi ansiedad:


Quimera de distancia azotando la piel –en 14-
Proposición indecorosa entre letras –en Junio-
Palabras huecas que dijeron que no –en Sábado siempre-


[Ojalá todo fuera tan sencillo como ser tú]

Saldos
Yo: Boletos de avión inutilizables y aún activos, y una maldita resaca existencial de cinco años.
Todos mis miedos, todos mis pudores, todos mis sueños: Vacios.
Tú: Una duda aferrada y la certeza de no saber jamás.

Ni tú el 14,
Ni yo Junio por la tarde.
No más un yo muerto de frío
No más un tú exigiendo.
Ojalá esto no doliera,
Ojalá las cosas fueran,
Ojalá existiera un mañana y un tú,
un nosotros.