jueves, 17 de septiembre de 2009

Para ser y hacer historia


Por si un día decides abandonarte y dejar de ser tú, por si llegas a desesperar y querer escapar, por si el océano se evapora, por si te acabas el mundo y tienes que vivir contigo, por si nos extendemos más allá de lo debido, por si nos amamos... o quizá por si me miras.

¿Por qué no? Abandonarse, cerrar los ojos y sentir en toda la extensión de la palabra, vivir, aceptar el amor en su invención más moderna, a sabiendas de que no es eterno, de que es una excepción, una oportunidad, en algún momento del camino lo entendí así y compartí mucho de mí.

Hice algo "por este amor", por decir lo siento, por pensar que en verdad lo sentía, con cuestionables decisiones, me pregunté, por qué no escapé cuando tuve la oportunidad para hacerlo, por qué decidí dar la vuelta y luchar, dejar fluir el amor: en recuerdos, regalos, mis dedos cansados, mensajes, llamadas, cartas... y vivir un amor con metáforas.

Y muchas veces he mirado mi sombra reflejada en la cama, trazando una línea desde hace un año ya, sin pies ni cabeza, inventando cada mano, pintando la boca perfecta, con mis ojos hablando de nosotros, escapando a la razón que no quema, detallando memorias profundas que asombran al mundo, ¿para qué?, quizás para caer en el vacío, decir adiós, y acabarme con este amor, para seguir, y que "vivan" aquellos que no son el uno para el otro.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Siempre como un último intento de decir adios a sabiendas que será la primera de las constantes despedidas.

Tus errores sangrarán mis labios ya partidos
y el amor quedará devastado por mi conciencia.
Afilaré mi lengua para levantar murallas en tus sueños,
eclipsando el lado oscuro de la luna con algún hechizo
que utilice como verbo los dedos de tus pies.
Las heridas de antaño, aún insepultas, sanarán;
no queda más remedio que afilarme las alas y volar.

Hoy, que me prometí olvidar hasta el último tajo de desvelo,
hoy, que ya no tengo voz suficiente para proclamar mi libertad
ni más muñecas donde amarrar las cadenas que sostengan este amor.

Mañana, el hueco estará vacío, yo perteneceré a otra historia,
y tú, diosa de metal, quedarás sumergida en otro tiempo y espacio,
única dueña de tus escondidos miedos e hilarantes demonios,
copa estéril de los hijos que quise y nunca tuve contigo.

Voy a afilarme la noche con el borde de la puerta,
voy a asesinar las ganas con la punta del crucifijo
de rostro suplicante que cuelga encima de la cama.
Me quedo, deslumbrando la caótica serie de preguntas,
hilvanando excusas y razones fecundadas de ironía,
me quedo, destilando veneno a la medida de ambiciones
un poquitito menos estúpidas.