domingo, 31 de octubre de 2010

Sin reverso a este anverso


Yo que soy una piedra, ayer me hundí en: 6 mordidas + 5 miradas + un millón de sonrisas + una controversia entre mi "público" y tú "privado" + un intento de asalto al refrigerador + el arte culinario que destapo en mis manos + un sueño + un robo + una duda que me está haciendo añicos el alma + tu histeria danzante y tu manera de aparecer y desaparecer + tu ritmo + una vieja cartera de piel + tus ganas + una canción desconocida + las ganas infinitas de pertenecerte = INFINITO.

Extrañar lo que se quiere, lo que se siente parte de nosotros, las cosas nuestras, o quizá aquellas que se necesitan más...

Esto aparentemente nacido de la nada, no es la respuesta a cierta duda tuya, comentario o argumentación alguna, no, simplemente sentí la necesidad de hacerlo, de escribir unas líneas con finalidad aún no identificada, a veces lo hago... para recordar.

Puede ser que aún no esté escrito en alguna parte de destino, que cuando comience ni siquiera lo sienta, que me pase desapercibido, que sea como refugiarse unos segundos en la nada para respirar, para robarnos un espacio de tiempo que separe a una historia de otra, para que al comenzar todo sea exactamente como la primera vez... y ni pasado ni futuro estén presentes.

Cuál es nuestro final sino un nuevo comenzar, descubrir que nuestro futuro no es un hecho, que podemos escribirlo si queremos, que "mañana" tal vez sean otros brazos, otros labios, otros cuerpos, otras mentes... pero que ahora queremos estar aquí, pronunciando nuestros nombres en las madrugadas, reflejando las miradas, gastando el tiempo en un nosotros, caminando y construyendo de la mano, cosechando la curiosidad sembrada de saber, quién serás en unos años y si yo estaré ahí para averiguarlo o te recordaré en un ahora infinito.

Quisiera poder decir que sí, que estaremos juntos toda nuestra existencia, que futuro se vendió conmigo, que no existirá un nuevo adiós, que la vida siempre será mejor a tu lado, que seré vencedor de mil batallas y ganaré esta guerra, que confío plenamente en mi para poder hacer mi parte, que seré yo quien acaricie tu mano en cincuenta años, que no hay día en que no anide un deseo tuyo en mi vida...

Mi final es este... romper en preguntas mi lengua y encontrar una exclamación en tus ojos, apostarme si tu estás dispuesta a dirpararme, almacenando mis proyectos para el mañana que cumpliré en ejecutoria de esta sentencia... y aún me pregunto, a pesar de todas las dudas que tengo en mi cabeza, y todo aquello que solo dices a cuenta gotas y callas cuando puedes: ¿Me cuidarás en mis sueños? ¿Podrás verdaderamente comenzar a hablar?.

Eres... la autora intelectual de mis sueños prohibidos, una idea, amiga íntima de mi realidad, o un accidente afortunado provocado por las manos de mi hermana, eres el tiempo que no permanece, el mejor recuerdo de una noche a cincuenta grados que duró 6 meses.


Aquí me tienes, pero no habrá de ser mi boca la que te lo confirme,
aunque todo pase y el mundo se acabe, 
aunque llores los años y mis palabras como caricias produzcan tu adicción, 
e inconfesable sea el desafío contra tiempo y olvido, 
aunque olvide mis noches...
Aunque se repitan.

lunes, 25 de octubre de 2010

Gotas de instantes y filias

Hoy, volví a sentir dolor, ardor, fractura, dudas... esas que conforman piedras que ruedan e incomodan las pisadas, que se tornan arena y aun así lastiman... que un día serán polvo... como mis huesos; en las canciones que reciclo en mi conciencia, egolatría de saberme capaz de inducir 12, 24, 48 muertes en un instante. 

Pensé en el millón de pasos recorridos, descalzo, con los tableros empañados bajando estrellas, en un intenso olor que retrae la memoria y le da vida a mis dedos, danzante de la inconformidad de una sola mano sorda, buscando el dolor en una espalda marcada por mi lengua; orígenes que deshacen mis teorías, que vuelcan mi mundo en dos mitades que se buscan pero no se encuentran, jugando a ser dioses y plantar estrellas. 

Descifré el sentido de ciertas palabras, la prostitución de los escritos, la verdad en la mirada, la espera inoportuna, los trazos chuecos de miradas lascivas, el mar de deseos anclados en mi puerto, el intento de imitación estúpida de un rastro donde yo siempre seré el primero, lo que representa un océano en mi mirada; porque ser el primero, es lo que lo vuelve exclusivo.

Porque las armas que labraste en mis manos para no dejarte escapar, darán paso a una vida de implacables comparaciones, un supradol bajo la lengua que incendie los recuerdos para erradicar el dolor; drogadicta de besos robados a deshoras, trastorno de un revólver cargado que usarás para olvidar un cuerpo a tamaño y semejanza, pisadas que se asemejan al amor.

Y quisiera decir todo lo que quiero y hacer todo lo que esperas, pues el mundo es tan pequeño y los recuerdos tan largos... Que en tierras lejanas me resuelva las filias y tus miedos, y al fin me de un nombre y apellidos. Pilar de reciprocidad hundiendo el mundo en un suspiro, con las notas de una canción torcida que hable de ti y de mi.

domingo, 24 de octubre de 2010

Estallar en sueños

Descubrí una conciencia intranquila, ferviente de deseos por volverse protagonista de una historia que ya no acepta más primeras personas; del creciente miedo mal encarado al olvido, a pasar como hoja seca en otoño para ser arrastrado al final por el viento, como otras tantas, incontables, innumerables páginas que recorren mi cabeza, buscando darle un sentido a esta impostación de sentimientos vacíos y traicioneros (más la segunda que la primera), llenos de grietas, torcidos como la misma noche en que me envenené con tus labios y te negué en mi espalda, como la marca que dejaste en mi cuello cuando tatuaste 'para siempre' en tu frente.

Me diluí en estrellas la noche misma en que erguiste tu piel como semblante, cuando decidiste que debía ser yo quien preñara la luna para dar paso a la noche; invadiste mi esfera con la responsabilidad de saberme el primero, de querer mantenerme como parte de éste duelo de sangre, por querer incluso masticar mi lengua cuando dije que no, por todo el dolor que lijaste en mi espalda y diste forma a tu nombre, incluso con toda la ternura con que me invades y las carcajadas que proyectas en mis ojos, porque a veces me provocas comportarme como un niño, descubriendo el mundo en un plato de risotto, jugando a dibujarte un mañana juntos con un eterno entre líneas.

Hoy me encuentro meditando en secreto, dirigiendo la punta de mi pipa a la sensatez de lo incierto, sabiendo que callaré incluso aquellas cosas que me griten al corazón, porque la historia se convirtió en un manojo de nervios, cronología infestada de terceros que mueren porque la llama se apague, con la seguridad de encontrar verdad incluso en tus llamadas mentiras y bromas, inundado con la certeza de que mañana nos lloverá la tierra.

¿De qué planeta vienes, extraña? ¿Cuándo y cómo desquebrajaste la fe de mis piernas para no correr? Deberás saber que la misma noche que provocaste el incendio de mis alas, mis demonios salieron a flor de piel, aullando a la luna en 22 y el sabor a chocolate espeso entre dientes; utopía que se estrella en un fin de semana danzante, rebosante de alcohol y sueños que invitan a no dormir, a estallar en mi soledad y pisarte los pies.

Porque decidí derramarme en 5 litros de sentimiento y quedarme vacío, sin secretos. Primavera ven, y cúrame el invierno... No me quiero ver relamiendo las heridas que yo mismo abro para no olvidar... Yo bailaría contigo, pero es que estoy sordo de un pie.

martes, 19 de octubre de 2010

Discurso de Eva


Hoy te saludo brutalmente: con un golpe de tos o una patada.

¿Dónde te metes, a dónde huyes con tu caja loca de corazones, con el reguero de pólvora que tienes?

¿Dónde vives: en la fosa en que caen todos los sueños o en esa telaraña donde cuelgan los huérfanos de padre?

Te extraño, ¿sabes? como a mí misma o a los milagros que no pasan.

Te extraño, ¿sabes? Quisiera persuadirte no sé de qué alegría, de qué cosa imprudente.

¿Cuándo vas a venir? Tengo una prisa por jugar a nada, por decirte: «mi vida» y que los truenos nos humillen y las naranjas palidezcan en tu mano.

Tengo unas ganas locas de mirarte al fondo y hallar velos y humo, que, al fin, parece en llama.

De verdad que te quiero, pero inocentemente, como la bruja clara donde pienso.

De verdad que no te quiero, pero inocentemente, como el ángel embaucado que soy. Te quiero, no te quiero.

Sortearemos estas palabras y una que triunfe será la mentirosa.

Amor... (¿Qué digo? estoy equivocada, aquí quise decir que ya te odio.) ¿Por qué no vienes?

¿Cómo es posible que me dejes pasar sin compromiso con el fuego?

¿Cómo es posible que seas austral y paranoico y renuncies a mí? Estarás leyendo los periódicos o cruzando por la muerte y la vida. Estarás con tus problemas de acústica y de ingle, inerte, desgraciado, entreteniéndote en una aspiración del luto.

Y yo que te deshielo, que te insulto, que te traigo un jacinto desplomado; yo que te apruebo la melancolía; yo que te convoco a las sales del cielo, yo que te zurzo: ¿qué? ¿Cuándo vas a matarme a salivazos, héroe?

¿Cuándo vas a molerme otra vez bajo la lluvia? ¿Cuándo?

¿Cuándo vas a llamarme pajarito y puta? ¿Cuándo vas a maldecirme? ¿Cuándo?

Mira que pasa el tiempo, el tiempo, y ya no se me aparecen ni los duendes, y ya no entiendo los paraguas, y cada vez soy más sincera, augusta...

Si te demoras, si se te hace un nudo y no me encuentras, vas a quedarte ciego; si no vuelves ahora: infame, imbécil, torpe, idiota, voy a llamarme nunca.

Ayer soñé que mientras nos besábamos había sonado un tiro y que ninguno de los dos soltamos la esperanza.

Este es un amor de nadie; lo encontramos perdido, náufrago, en la calle.

Entre tú y yo lo recogimos para ampararlo.

Por eso, cuando nos mordemos, de noche, tengo como un miedo de madre a quien dejaste sola.

Pero no importa, bésame, otra vez y otra vez para encontrarme.

Ajústate a mi cintura, vuelve; sé mi animal, muéveme.

Destilaré la vida que me sobra, los niños condenados.

Dormiremos como homicidas que se salvan atados por una flor incomparable.

Ya la mañana siguiente cuando cante el gallo seremos la naturaleza y me pareceré a tus hijos en la cama.

Vuelve, vuelve. Atraviésame a rayos. Hazme otra vez una llave turca.

Pondremos el tocadiscos para siempre. Ven con tu nuca de infiel, con tu pedrada.

Júrame que no estoy muerta. Te prometo, amor mío, la manzana.

Carilda Oliver Labra

lunes, 18 de octubre de 2010

Letras en caída libre

Pronto, pronto... la lluvia de letras vendrá...
Caída libre en barrena, soliloquios de ti,
Que no tengo silencios para hablarte de amor,

A ti, la que ahora llena de rabia sus besos,
La que olvidó que en los cuentos de hadas, el príncipe a veces suele mentir...

Misma mentira de antaño que me queda por hacer,
jugar a que todo el pasado se nos rasgue en la piel,
hasta que el corazón entienda que falló otra vez,
futuro para los lamentos, sollozos de un anochecer.

De los 17's por la noche, cuando estalla en estrellas la luna.

lunes, 4 de octubre de 2010

Benditos (malditos) puntos


Haciendo cuentas, tomando a consideración mi interminable miedo a las relaciones estables, las sospechas de misógino que tengo de mi persona y mi increíble incapacidad para comunicarme, desdeño sospechoso de habita en las coordenadas exactas que anuncian que en la taquilla se agotaron los boletos de regreso.
Sumando los besos enajenados de sal, mi constante desfachatez por el jugueteo sexual y los lugares públicos; la misma cárcel y panteón donde guardo los besos y halagos que recibo, la certidumbre de la desolación, y mi infinito afán por ser un solitario noctámbulo de marte, abnegado aún por la histeria que alberga este cliché de la pareja perfecta.

Si, también creo que lo mejor es ponerle puntos finales o seguidos, a esta historia a la que le sobran puntos suspensivos.