viernes, 15 de julio de 2011

Más te vale correr...



En algún momento mis demonios me van a alcanzar, tocarán a mi puerta como cualquier cobrador bancario insufrible; no importa ni cuanto corra, o que tan escurridizo resulte que pueda ser. Llegarán corriendo tras de mí con el recelo que guarda el hambre, con la voz hipnótica de una sirena a su presa, y los pies, anchos y largos recorriendo el bosque de mis fantasías, resonando en cada paso como un tambor anunciando su llegada. La guerra que habita en las entrañas, al lado izquierdo de mi corazón, en la punta de mis dedos cuando escribo y cuando lo dejo, cuando imagino y el tiempo se detiene, es la misma que seguramente, algún día terminará con mi existencia... o la nuestra.

No es que exista un momento para dejar de correr, ni que sea siquiera posible inventarlo; ya la sola idea palpable de que un día te alcancen es suficiente motivo para derramar en sudor y sangre sobre el papel, sobre los pasos que nunca he dado y los lugares en los que nunca he estado, y si entonces esta lucha interna significa a su vez una estrella en la tormenta, más te vale correr.