miércoles, 29 de septiembre de 2010

Guerra en las entrañas

Una existencia voraz, proclamando libertad entre bocanadas de humo,
Labios rosas, camino danzante donde descansan mis manos, veleidosos suspiros que detienen el tiempo, que marcan mi cuerpo,
Desprendimiento de los sueños, de esta locura que cargo entre hombros, a cuestas.

Una guerra se avecina, una serie de sombras predice que el final se acerca, estandartes se levantan de entre las trincheras, un ejército de hojas en blanco se prepara para pelear.
Vida secreta que amenaza con pudores, inexacta como la pluma de mis recuerdos, asesinos atroces de lo desconocido, cazadores de sueños y sombras.

El palpitar de éste corazón descansa en un bostezo, se mece en la luna y se alimenta de palabras viejas,
Vive de promesas impresas en la cama, sentimientos atroces de un imposible;
Mil grietas le recorren, pequeñas marcas que imitan la forma y color de diamantes incrustados por todas partes, impresiones a color de todo este cansancio de pelear.

La ternura avecina, rompe en llanto como anoche, los ojos callan y sólo queda silencio;
los labios se quiebran en una tormenta de sueños, oscuros de extrañar, de vivir asesinando a estos inmortales fantasmas de recuerdos.
Un amor enfermo de cronología, ciego como la luna que lo abraza por las noches, exacerbado de luz y olvido.

Sorpresa del desvelo, certeza del error entre dientes y un final en la lengua,
madrugada embelesada en deseos, columpios que proclaman la libertad que ya no quiero.
Juicio imperdonable bordeando una nube, vendrá, inevitable como la marea, insufrible como el viento,
Nos lloverán cielos y lunas, nos llorarán mares de pimienta, la tierra se convertirá en salitre y quedaremos enterrados en olvido.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Contornos de una noche minúscula


Flashback irreverente que me invita a probarte, tomarte sin medida, desnudarte a gajos con la mente y besarte hasta que tu boca se convierta en un desierto. Rasgar tu ropa y fundirme en un oásis de ti, marcar un tenue sendero de saliva, que indique el camino de regreso hasta tu cuello.

Contorno maravilloso de tus piernas cortando el aire como tijeras.
Ayer soñé tu nombre, y tus palabras acariciaban mi mente en un torrente de sentimientos oscuros, el perfil de tu cuerpo se deslizaba en mi, como cualquier literatura arrolladora.

El aire portaba tu olor corporal, una ráfaga, algo que penetró dentro de mí.
La lujuria entonces invade, huella de sudores pasados, momentos de placer perdidos...
Tu boca y la blanca disciplina de tus dientes caníbales, en llamas,
Sitios donde el tiempo no transcurre, valles que sólo mis labios conocen; desfiladero de la luna que asciende a tu garganta,
Cascada petrificada de la nuca,
Alta meseta de tu vientre,
Plata sin fin de tu costado.

Tu espalda fluye tranquila bajo mis ojos, como la espalda del rio a la luz del incendio; aguas dormidas golpean día y noche tu cintura de arcilla y en tus costas, inmensas como los arenales de la luna, el viento sopla por mi boca y su largo quejido cubre con sus dos alas grises.

Las uñas de los dedos de tus pies están hechas del cristal del verano; entre tus piernas hay un pozo de agua dormida, bahía donde el mar de noche se aquieta, negro caballo de espuma, cueva al pie de la montaña que esconde un tesoro, boca del horno donde se hacen las hostias, sonrientes labios entreabiertos y atroces, nupcias de la luz y la sombra, de lo visible y lo invisible.

De noche toqué tu carne desnuda, mi lengua deambulé por todas tus partes. De este modo iba y venía por el nudo de tu boca, e imitaba los convulsionantes movimientos de la marea, arremetiendo incansable a su paso, impregnando de mi todo tu cuerpo.

Piel empapada, tendida en la cama, placer inundando océanos azules; viaje al mundo infinito, la quimera del placer, barco de sensaciones efímeras... placer, en su forma más mortal.

Las paredes atónitas lo comprendieron todo y guardaron silencio, afuera los jardines gemían de impaciencia. Luna, hierba, silbidos, y vibrando nerviosos los pétalos resecos, observadores que latían y ardían, en los magros contornos de una noche minúscula.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Existencia en un suspiro


Dudo que exista vida concedible antes de los 200 km/h, el mejor de los perfumes, adrenalina, whisky en las rocas, un ipod repleto de música, la cama deseosa del regreso, luces neón, mujeres, ropa de marca, relojes, lentes, tarjetas de crédito, un juego sin terminar, una llamada en espera, el galopeo de los aviones, direccionales, frenos, señales, muros, flashback…

Célula por célula huyen de mi, desvaneciéndose como polvo inmortal, mis sentidos me abandonan, se pierde el control, y me encuentro mirando la noche, husmeando el horizonte, esperando amanecer.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Demoliciones

Hay un desprendimiento liberador en el acto de romper las hojas que uno ha escrito, acaso por haber notado en ellas la desnudéz obscena de un par de sentimientos.

Existe una soberbia mojigata remojada en pudores melancólicos detras de la sospecha de que cuanto escribimos hace pocas semanas nos hace ver como unos cursis infumables: pornógrafos del sentimiento. Y la idea es en tal medida insoportable que esa sola vergüenza engendra cualquier día al narrador despiadado, súbitamente experto en demoliciones.





*Descubriendo que me queda un mundo que demoler, con el celo propio de un sepulturero de la propia vergüenza.


X.V.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Sombra a raz de infierno

Persiguiendo figuras y colores inconexos, como sueños espesos y enrarecidos;
una locura bipolar inconclusa, antepuesta al tono barbárico y tierno con que dices que no.
Un miedo intrépido, por fatalista, de ese miedo que te interrumpe a las 4 de la mañana en medio de una ahorcajada por la falta de aire,
El mismo miedo de quien sabe que pase lo que pase, va a hacer lo que va a hacer.


Una mentira al vuelo, plena de impostación y vacía de sentido,
De los ojos tristes, nublados por la noche, empañados por el paso de la vida y la simple humanidad del ser.
No bien ha recordado su calidad de fantasma, su papel de testigo, sus ganas incumplidas de llorar a gritos con oídos sordos, y entiende que esta historia no admite más primera persona que yo, sólo yo.


Unirte a mí en el torneo de cinismos sin entraña que te permitían maniobrar a placer,
Espejismos de la serie de mentiras montadas sobre el librero,
vacuidad antepuesta tan sólo al paso de tu voz como cuerno que anuncia el comienzo de una guerra,
Una guerra sin posible vencedor, arrancando a tajos las promesas escritas, la nomenclatura de una vida previamente contada, de la inconformidad provocada por el presente.


Las alas ardiendo tras el presuroso vuelo que levantamos anoche, la puerta sin seguro y todos los límites que traspasamos…  las pastillas grises y los labios rosas, la secuela de besos escurriendo sobre la duela.
Todas son sombras, salitre oxidando el pilar de nuestra existencia, tormenta sin dios amenazando con desatar un huracán de caricias, infierno vivo de mis pies sobre esta tierra, inconcluso, oculto entre ellos, profanando en la penumbra nuestro nosotros.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Oveja Negra


Soy oveja, ya se, mi destino es vivir entre el rebaño, pero eso sí, primero negro que mestizo, y yo salí negro con modales de cabra. Soy la vergüenza del rebaño, y con eso estamos más que entendidos.

Soy el cordero que le saca lo cerdo al buen pastor, pero también lo buen pastor al cerdo. Las ovejas mestizas se tiñen el pelo, como si las ovejas blancas no se supieran ya de memoria ese cuento. Afortunadamente las ovejas negras somos menos ingenuas. Llevamos más camino recorrido, ¿ajá? Nos cambiamos el nombre, le apostamos a no sé cuántos números y jugamos en todas las mesas que podemos. Y eso es lo que no te perdonan las ovejas mestizas, que cambies de rebaño, que te vayas con tu lana a otro corral. Que dejes en la puerta de la iglesia al buen pastor para irte a la ruleta con el mejor postor.

X.V.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Cheque en blanco



Bastaba con entrar apenas en materia para que los cuchillos húmedos de sus pupilas contrabandearan luz y traficaran quimera por las otrora herméticas aduanas del alma.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Angeles

¿Donde están, ángeles míos, a los que nunca merecí?

Las mentiras del espejo

El champagne y el amor son veleidosos: uno llega a pensar que nunca se acabarán, y cualquier día se agotan al unísono.

Antiguamente las carrozas se volvían calabazas; hoy basta con cambiar de marca de cigarros para saber que el sueño dió de sí y es preciso explicar porqué lleva uno quince meses atrasado con la renta. Por qué las cuatro llantas del carromato lucen desmejoradas a extremos oncológicos. Por qué los taxis no se paran cuando y donde yo quiero. Por qué estoy recordando frente a un vino envasado en tetrapak el momento en que me miré al espejo y murmuré: -Qué asco: un nuevo pobre.-

No sé si el evangelio diga algo sobre el acto de discriminarse a sí mismo, pero si por mí fuera no me permitiría ni entrar a mi casa. De hecho, he prohibido toda reflexión acerca de las tristes condiciones en que sobrellevo mi infortunio; no tanto porque crea superfluos tales pensamientos, sino por causa de la pulcritud elemental que me impide siquiera dirigirle la palabra a un prángana de tan reciente cuño como yo.

Extracto de un escrito original de Xavier Velasco
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lunes, 6 de septiembre de 2010

Abriendo las alas

Pasa que me gustas así de imperfecta:
llena de vicios y vórtices, de palabras chuecas y de noches rotas,
Pasa que me gustas así:
caprichosa irreductible, inocente entre líneas, nociva para el corazón aún con la armadura puesta,
siempre vestida de noche, portadora de las alas que guardo en el cajón.

Se te olvida que fue a mí a quien nombraste minotauro de tu laberinto,
que sin dudar, entregaste las llaves de tu clausurado corazón a este terco hambriento.
Se te olvidó que fui yo quien devoró tus sueños de un solo mordisco,
que incluso las migajas las engullí como pastillas.

De este juego contagioso de improvisarme en tus ojos,
de revelarme en tus labios tras el primer suspiro,
de aparecer en tus sueños como una dulce sombra blanca,
de rozar tu piel convertido en la primer brisa de la mañana.

Romperás en estrellas, aprenderás a parir soles de madrugada,
responderás sólo al canto de la luna cuando anochezca en 3,
hablarás de amor entre dientes, nada que sea cuerdo o razón de podrá frenar,
inundarás el día de tu sal.

Pasa que decidí cerrar los ojos y dejarme caer, extender mis alas y enseñarte a volar.
Y si tienes miedo... veme a mí, no estoy tan mal.

*No olvide despedirse del pasado, ya sabe cómo es de rencoroso.

jueves, 2 de septiembre de 2010

¿Juegas?

Desde el principio hasta el final, no hay una sola cosa recta. Solamente una posible pregunta: ¿juegas?.

Tú, que eres tramposa, ¿nunca sentiste cómo se te agotában las reservas de patrañas? Por eso ahora te toca contarme la verdad. Enterita, ¿me entiendes?, Escríbela, revuélvela, llénala de calumnias, hazle lo que tú quieras. Porque verdades siempre sobran, pero quienes las cuenten... siempre faltan.


Es tiempo de arrojar los dados y cerrar los ojos, casi con ganas de que a todo se lo lleve el diablo.