Una existencia voraz, proclamando libertad entre bocanadas de humo,
Labios rosas, camino danzante donde descansan mis manos, veleidosos suspiros que detienen el tiempo, que marcan mi cuerpo,
Desprendimiento de los sueños, de esta locura que cargo entre hombros, a cuestas.
Una guerra se avecina, una serie de sombras predice que el final se acerca, estandartes se levantan de entre las trincheras, un ejército de hojas en blanco se prepara para pelear.
Vida secreta que amenaza con pudores, inexacta como la pluma de mis recuerdos, asesinos atroces de lo desconocido, cazadores de sueños y sombras.
El palpitar de éste corazón descansa en un bostezo, se mece en la luna y se alimenta de palabras viejas,
Vive de promesas impresas en la cama, sentimientos atroces de un imposible;
Mil grietas le recorren, pequeñas marcas que imitan la forma y color de diamantes incrustados por todas partes, impresiones a color de todo este cansancio de pelear.
La ternura avecina, rompe en llanto como anoche, los ojos callan y sólo queda silencio;
los labios se quiebran en una tormenta de sueños, oscuros de extrañar, de vivir asesinando a estos inmortales fantasmas de recuerdos.
Un amor enfermo de cronología, ciego como la luna que lo abraza por las noches, exacerbado de luz y olvido.
Sorpresa del desvelo, certeza del error entre dientes y un final en la lengua,
madrugada embelesada en deseos, columpios que proclaman la libertad que ya no quiero.
Juicio imperdonable bordeando una nube, vendrá, inevitable como la marea, insufrible como el viento,
Nos lloverán cielos y lunas, nos llorarán mares de pimienta, la tierra se convertirá en salitre y quedaremos enterrados en olvido.
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